La contestación de la residualidad como posibilidad de los lugares

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Gino Bailey Bergamin

 

Mural en la Localidad de Ventanas, Chile 2019.

Son las nueve de la mañana en Viña del Mar. Chile. Viaje con destino al trabajo de campo. El recorrido en autobús se enfrentó a tres controles de ida y cuatro de regreso producto de las medidas de movilidad adoptadas por el Estado de Chile a causa del COVID-19. En el primer control que separa el municipio de Viña del Mar del de Quintero, se subieron dos agentes a revisarnos. Todos teníamos que portar un permiso de movilidad, el comprobante de PCR negativo, una solicitud de destino hacia la comuna solicitante y un permiso de trabajo otorgado por el empleador. Esto se repitió luego al siguiente municipio de Puchuncaví y a las localidades pesqueras de Horcón y Ventanas, donde muchas personas rechazaron ser entrevistadas, menos Patrick, un joven de la comunidad de Las Ventanas, autodidacta, quien pasó por muchos trabajos asalariados previos: camarero, guardia nocturno y de atención al cliente en el negocio familiar. Ahora, en plena pandemia se dedica a la reutilización costera y a los oficios de artesano. Recoge algas de huiro que quedan entre las rocas del océano Pacífico, las limpia y las convierte en cuerdas que trenza y teje. Estas sirven para sostener maceteros de plantas colgantes. Patrick cultiva distintos almácigos para armar terrazas de plantas. Aunque perdió su puesto de trabajo en una feria cercana, producto del COVID-19, él persiste en su oficio como recolector. Tiene alrededor de treinta maceteros pequeños sostenidos por algas las cuales planea mostrar, vender y, por qué no, compartir. Nos despedimos con cariño. Le hice sentir que era importante su oficio. Patrick vive desde una contestación residual.

Esa fue la única entrevista presencial que pude realizar luego de recorrer 11.157 kilómetros desde Barcelona a Chile. Al regreso, sobre un autobús de las mismas características, volví a pensar en la riqueza de lo residual frente a la residualidad ecológica del capitalismo. El municipio de Puchuncaví ha sido un caso mundial de localidades donde se ha vulnerado todo derecho humano a la vida producto de la contaminación y de los residuos presente en los ecosistemas[1]. Sin embargo, en este tipo de contextos todavía es posible la riqueza de lo residual y de lo que suele invisibilizarse. Como aquello que cobra valor por persistir como acto creativo realizado en un lugar que se encuentra al margen de la institucionalidad: el oficio de Patrick en la localidad de Ventanas, Puchuncaví. Una posibilidad de vida cotidiana en aquel trato económico como el que tuve, donde no medió el mercado capitalista[2]. Un intercambio de experiencias: su oficio y la entrevista en un contexto de alta restricción.

Al regreso, en la última detención que tuvimos por la autoridad sanitaria en el paso del municipio de Quintero al de Viña del Mar, se subieron militares con ametralladoras. Mientras uno de ellos avanzaba apuntando a cada uno de nosotros, la inspectora decía: «muestren su documentación o de lo contrario serán multados y tendrán que bajarse». En ese momento sentí que estaba pasando una frontera abstracta, arbitraria y espacial. Inmediatamente asocié la excepcionalidad de la movilidad entre un municipio y otro con el absurdo de las medidas en la pandemia. El sentido sanitario en ese preciso momento se había perdido, junto al del cuidado y al de la salud. Se alza del asiento un trabajador de Codelco-Ventanas[3], quien dice que ninguno de nosotros mostrará un papel si el militar no desciende del autobús. A él también lo bajaron por no portar un permiso de trabajo firmado por su empresa. Este absurdo se resolvió con el trabajador de regreso, con la inspectora dejándonos pasar a todos y con el militar abajo. Todos aplaudimos. Todos nos unimos desde un habla residual.

Deleuze y Guattari señalan que el espacio liso y el estriado conviven en la modernidad, se superponen uno al otro[4]. La excepcionalidad recoge y estría lo que puede verse extendido líquidamente, en este caso por aquello que la pandemia despliega en todas sus variantes y mutaciones. El absurdo de las medidas hace que el estriamiento del espacio tensione derechos humanos en aras de la sanidad. El geógrafo y filósofo Franco Farinelli habla de la inutilidad y caducidad del modelo espacial[5]: a medida que el virus avanza globalmente con nuevas variantes, el planeamiento espacial de las medidas no se adecua al comportamiento sincrónico y esférico del virus sobre nuestras vidas.

Pero volvamos al límite y a la residualidad de los lugares. Boaventura do Sousa Santos[6] señala como límite abismal aquello que reduce a lo invisible lo «otro» e institucionaliza el abismo como frontera epistemológica de la modernidad. Esto se ha hecho de manera geográfica y epistémica con la predominancia de los Estados nación frente a los saberes tradicionales locales. Un límite abismal que no solo separa, sino que reduce, invisibiliza y vuelve residual. Farinelli diría, posiblemente, que en tanto límite abismal, es también geográfico. Esto podría suponer que el ejercicio geográfico del límite crea residualidad. En nuestro caso, la excepcionalidad de los controles entre municipios y la invisibilidad de los proyectos de vida como el de Patrick son parte de un mismo ejercicio abismal, que muestra la racionalidad del espacio en su abstracción y violencia sanitaria, y al mismo tiempo, hace invisible los proyectos de vidas locales emancipatorios, que ponen en valor el lugar.

Comunidades de Ventanas recogiendo el carbón esparcidos por las industrias.

En el libro titulado La ciudad de los lugares posibles[7], escrito junto a Felipe Espinosa, proponemos la necesidad de hacer visible este sentido de residualidad, retrotrayendo el valor de los lugares como una posibilidad de subvertir esta racionalidad espacial. Paul Zumthor habla de la posibilidad[8] de los lugares, por la experiencia del tiempo, «el viaje de una estancia» el cual entrega «caracteres familiares de lo cercano» (pp. 142-143).

Encontraríamos en la residualidad una doble cara, aquella que queda invisibilizada, en la marginalidad de la excepción sanitaria y de la contaminación en Puchuncaví, y al mismo tiempo el rostro en tanto residuo territorial de los lugares, que emerge como alternativa de resistencia y de proyecto de vida local valioso.

Farinelli propone un giro epistemológico con la «bravura del escultor». Es decir, renunciar a la mirada quieta e inmóvil de la pintura, basada en un solo punto de vista, y volcarnos al mundo de la escultura. Una exigencia «residual» que invita al desplazamiento de los sujetos migrantes, creadores y observadores de la escultura. Como la temporalidad aymara, que transcurre en el accionar de los lugares, donde el pasado siempre está por delante porque el futuro no existe.

Así, la residualidad muestra una manera de contestación para la búsqueda de nuevos sentidos de lo común, alejados de la abstracción teórica del espacio y cercanos a la dimensión socioecológica de vivir en nuestros territorios.

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[1] https://www.dw.com/es/esc%C3%A1ndalo-medioambiental-en-chile-crecimiento-econ%C3%B3mico-en-detrimento-de-la-salud/a-46334647

[2] Gibson-Graham, J. K. (1995). Identity and economic plurality: rethinking capitalism and ‘capitalist hegemony’. Environment and Planning D: Society and Space, 13(3), 275-282.

[3] Codelco-Ventanas es la empresa de fundición y refinería de cobre altamente contaminante en las comunidades de Puchuncaví y Quintero. https://www.codelco.com/prontus_codelco/site/edic/base/port/ventanas.html

[4] Deleuze, G.; Guattari, P. F., y Vázquez Pérez, J. (2004). Mil mesetas. Pre-textos: Barcelona.

[5] https://www.pagina21.eu/come-cambia-la-geografia-al-tempo-della-pandemia/franco-farinelli/

[6] De Sousa Santos, B. (2014). Más allá del pensamiento abismal: de las líneas globales a una ecología de saberes. Epistemologías del sur (perspectivas), 21-66.

[7] Bailey, G.; Espinosa, F. (2022) La ciudad de los lugares posibles, Hermenaute: Badalona.

[8] Zumthor, P. (1994). La medida del mundo: representación del espacio en la Edad Media. Cátedra: Madrid.

Gino Bailey Bergamin

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    • Gino Bailey Bergamin

      Gino Bailey Bergamin és Sociòleg i Magíster en Geografia e Processi Territoriali amb afinitats artístiques, dedicat a la investigació de la vida a les ciutats i els territoris en l’era de l’antropocè. Actualment és doctorant en Geografia a la Universitat Autònoma de Barcelona. És director de la Revista Eltop (Valparaíso, Xile) [...]